Imagínense a un soldado de los EEUU disfrutando de un
delicioso sándwich de pollo barbacoa mientras
se cubre del fuego enemigo detrás de un coche ardiendo en las nocturnas calles
de Bagdad. Parece una escena de alguna película de Ridley Scott, pero lo cierto
es que una empresa ha desarrollado estos emparedados para poder alimentar a sus
máquinas de matar.
Estos sándwiches (FSR, First Strike Ration) no son nada
convencionales, tienen una fecha de caducidad de dos años si se conservan en un
lugar fresco y seco a una temperatura de 27ºC. Un menú constituido enteramente
por FSR´s aporta al organismo cerca de 3000 calorías al día, el combustible
necesario para soldados en primera línea de fuego. Además, están listos para
comer en cualquier momento sin necesidad de calentamiento previo.
El secreto de su longevidad reside en la utilización de un
pH demasiado ácido para evitar la vida de las bacterias en los mismos y la
eliminación de oxígeno en su composición. Para conseguir un tacto esponjoso y
una textura idónea en el alimento envasado es inevitable la presencia de agua.
Los científicos responsables de este invento se las han ingeniado para añadirla
en mermelada, sal o miel. De esta forma consiguen evitar que las bacterias
puedan acceder a ella y echar a perder el jugoso manjar.
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